Vol 3. • Act XI -11- •「Overgrowth Level」

<Acto número 11, volumen 3>

ACTO XI: BAILANDO BAJO LA LUNA
<Acto número 11, Volumen 3>

"Está claro que ser fuerte no es lo único en este mundo" era lo que pensaba Yun mientras descansaba en el palacio real, después de semejante azote, la gente instantáneamente respetó al joven Héroe y a su pequeña escuadra aunque lamentablemente la recepcionista del gremio entró dentro de ese grupo.

Por el poco tiempo y la gran cantidad de desastres que habían provocado a la vez que salvado, se les fue llamando poco a poco la escuadra maldita, que para unos parecía un ejemplo a seguir mientras que otros creían que deberían desaparecer del reino si querían sobrevivir un día más.

Las investigaciones de los días posteriores identificaron que aquél arte olvidado y prohibido que había sido usado contra el reino humano no podía ser algo sacado de cualquier lugar: la resurrección de cadáveres era algo que rompía la lógica del mundo y, como tal, no podía ser de allí

Parecía que alguien había intentado frenar a Yun de cualquier forma y este había sido el primer aviso lanzado para el joven Héroe. El aviso quedó claro, tanto que hasta el propio aprendiz de Héroe lo tuvo claro... Él no era invencible y habían mil formas de acabar con él por más que usara semejante poder.

Gaemi le contó un poco sobre los objetos únicos y también le explicó sobre la base de la magia druídica: Era un poderoso luchador que manejaba los elementos y era capaz de potenciar sus golpes cuerpo a cuerpo con destructivos elementos para volverlos más letales. También era un gran practicante de la polimorfia y era capaz de asumir una gama enorme de animales aunque necesitaba haber conseguido su espíritu animal primero.

Por cierto, Yun solo era capaz de volverse un Lobo, un Oso y una Araña de las llanuras por el momento.

La semana pasó relativamente tranquila, aunque Yun sabía que eventualmente llegaría la gente que el Vampiro le había confesado en su visión. Por algún motivo, pensar en esta situación hacía que se incomodara. Necesitaba ganar poder de forma rápida y ser capaz de manejar sus propias habilidades, esto se formó en su retina mientras confirmó que iría al bosque donde conoció a la aracnae joven a la que cariñosamente apodó Haruka.

La excusa que le dio a la princesa es que iría al bosque a entrenar su fuerza física para evitar otra emboscada, lamentablemente Emi quería investigar en la biblioteca real los asuntos que habían llevado al uso de aquél objeto mágico así que no fue.

Respecto a Moku, en silencio decidió abandonar al grupo para ocuparse de algunas situaciones personales con un rostro bastante oscuro.

Yun llegó disfrazado con el título de [Héroe] al bosque, pudo recordar con algo de precisión los eventos que habían pasado por los lugares como la lucha del árbol viviente y el conocer a Sera un poco más allá de donde se situaba el frondoso bosque.

― Primero me quitaré esto...

Con un poco de concentración, su equipo de [Héroe] desapareció y recuperó el de [Gran druida].

― Vamos a ver qué tengo como poderes ofensivos...

Al desplegar el listado de hechizos, un infarto era algo que sufriría seguramente. ¡Habían tantas habilidades y hechizos mágicos que uno podría volverse loco para encontrar algo! Sus invocaciones también estaban ahí y no solo parecían ser más que las del [Rey demonio], si no que sus grados de invocación también habían pasado de 17 a 14.

― ¡E-eso es horrible-! ¡¿No era Klar una invocación de grado 17?! ¡¿Qué demonios es una invocación de grado 14?! ¡¡¿¿Un dios viviente o qué??!!

Solo pensarlo estremeció el cuerpo del chico y negó varias veces para sí mismo. Si invocara algo así, podría desatarse un caos que no él mismo podría controlar así que dejó las invocaciones con nombres extraños a un lado.

― Eso me recuerda... Klar y Cerbero estarán bien pero... ¿Y los Slimes que capturé hace un tiempo...?

Cuando hizo algo de fuerza mental y los invocó de nuevo, había solo un Slime dando saltos aunque Yun recordaba dos de la altura de una mesa pequeña.

― ¿Ah? ¿No eran dos Slimes?

El Slime rápidamente se dividió en dos y esos dos, en dos más y así algunas veces hasta 16 Slimes de un tamaño pequeño comparado al de un puño.

― ...Casi me olvidaba de eso.

El Slime de forma juguetona se movía de un lado a otro moviéndose como una gelatina de un color ahora difícil de comparar.

― {Maestro~} *Giggle giggle*

Yun abrió la boca con sorpresa aunque no debería. De todas formas, él fue capaz de comunicarse con [Haruka, la aracnae joven] que estaba en ese mismo bosque un tiempo atrás así que no le parecía extraño que pudiera hablar con su Slime.

― Ho-hola. Perdona que no te haya invocado antes, he estado ocupado.

― {Maestro~} *Giggle giggle*

Parecía que el Slime solo podía decir eso y dar temblores aquí y allá. Desde luego como bestia capturada no parecía muy fuerte. Además, parecía que todos los Slimes eran el mismo y compartían mentalmente sus acciones ya que temblaban al unísono.

― Parece que esas cosas te tienen aprecio.

Una voz femenina reconocible habló detrás de Yun. Efectivamente, Gaemi también estaba con él aunque en silencio observando la escena como si todo fuera una enorme tontería para ella.

― Ah. Bueno, sí, en parte parece que sí, ¿supongo que porque soy su maestro según dicen?

― Los Slimes no tienen inteligencia, se aferran a la primera palabra que oyen y la reproducen.

Una ligera decepción cruzó su rostro. La verdad es que había visto muchas novelas donde las criaturas se hacían rápidamente amigas del héroe y podía usarlas a voluntad, se conformó con saber que al menos no eran hostiles hacia él.

― ...Supongo que me dirás qué hacemos en este lugar, ¿no es así?

Yun sonrió tristemente a pesar de que cada vez notaba que tenía menos sentido. Ya no tenía un objetivo a cumplir, así que decidió ser sincero con Gaemi y esperaba que ella también lo fuera. Miró a la semidiosa a los ojos y manteniendo el contacto visual preguntó en un tono muy serio.

― Tú eres Ilexa, ¿verdad?

Gaemi seguía con su expresión típica entre enfado e ignorancia cuando negó profundamente con un suspiro, mas Yun siguió insistiendo.

― Por favor, no más secretos. Me encontré con alguien durante la última batalla, me contó cosas interesantes. Ahora lo pienso fríamente y conecto todos los sucesos sintiéndome un idiota, ¿por qué iba a hacer todo esto por alguien que me traicionó? Mejor, me pregunto otra cosa, ¿por qué lo hiciste?

Gaemi abrió la boca intentando negar, pero Yun gritó algo como "¡Por favor deja de mentirme!" antes de que sus ojos se tiñeran con algunas venas rojizas por la presión del grito.

Su inicialmente expresión seria empezó a caer en otra de nerviosismo, como si todo aquello no fuera parte de algún plan estúpido y que se estuviera llevando a cabo por entes de otra dimensión, ¡no tenía sentido para ella!

― ¡Y-ya te he dicho que no, idiota!

― Por favor, sé que estás relacionada con todo esto. No puedo acabar de creerme todo lo que está pasando. Sé que ahora mismo sólo soy una herramienta, pero eventualmente me volveré un arma. ¿Quieres estar en el lado de la empuñadura o en el lugar del filo cuando eso ocurra?

Sus labios pequeños pero rojizos empezaron a temblar, no de miedo si no de algo más. Como si retuviera alguna información importante, Yun sabía que solo necesitaba algo más y tiró de su carta del triunfo.

― Es por esa extraña restricción, ¿verdad? Esa persona tampoco pudo contarme nada sobre mí a pesar de que sabía tanto, dudé de él hasta que pude ver sangre corriendo de su nariz.

Gaemi parecía poco a poco ablandar su duro caparazón con expresiones que imitaban un poco a la cara de Poker sin mucho éxito. Yun, por último soltó un "¿Hice algo en otra vida para que me odiaras así?" antes de que el rostro de la joven semidiosa cayera en pánico.

― Hah... Siempre... Siempre serás el mismo idiota... ¿verdad...?

Sus palabras duras ahora eran ligeros gemidos con algún sollozo intercalado. Su expresión se había roto y ahora parecía más frágil que nunca, totalmente distinto a aquella tsundere que estaba acostumbrado a tratar en el pasado.

― Por favor...

Yun suavizó su tono de voz. Estaba harto de tantos secretos y necesitaba respuestas, aunque le confirmaron que el códice liberaría todas sus memorias, aún tenía muchas preguntas y ella podía responderlas. Gaemi, finalmente, se dio por vencida.

― Antes, ¿podrías escuchar esta pequeña historia que viene de mi lugar de origen?

Sin tiempo a que Yun afirmara, Gaemi cogió una bocanada de aire y se separó tres pasos hacia atrás.

― Hace miles de años, un grupo de criaturas nacidas de algún lugar, crearon a sus súbditos para que éstos les acompañaran en su viaje a la inmortalidad. La soledad azotó a todas esas criaturas que desbordaban poder por todos los orificios de su cuerpo.
 
― Una chica de cabello rosa y pequeña estatura fue creada por su maestra y crearon un vínculo de siervo-maestro junto a los demás, en total, 12 maestros crearon a 12 siervos con un fragmento del poder de su creador. Aunque pueda parecer poco, los siervos tenían el suficiente poder para destruir todo a su paso si lo desearan... Así de fuertes eran.

Gaemi cogió un respiro después de aquellos dos pequeños fragmentos de historia lanzados y continuó mientras sus enrojecidos ojos parecían hincharse un poco más.

― Los siervos eran leales a sus maestros y jamás podían imponerse ante ellos. Aunque fuera el siervo de otro maestro, ellos definitivamente no podrían oponerse a los otros maestros ya que tenían la misma esencia de sangre. Todo iba bien, el mundo donde vivían era próspero y los siervos pronto aprendieron a manejar los poderes que aquellos maestros les habían dado.

Un silencio incómodo llenó la zona hasta que la chica, sorbiéndose la nariz, reanudó su charla.

― Pero el más débil de los siervos decidió impresionar a su maestro. Tal era su devoción que desechó todas sus instrucciones y empezó a crear un mundo por su propia cuenta usando el poder prohibido que había recibido de su maestro. Una vez terminado, enseñó el resultado con orgullo a su maestro y éste, impresionado le ordenó destruirlo.

― Nunca se supo si el chico planeaba esto así o sucedió, pero el maestro al final empezó a querer aquella creación fruto de su poder prohibido y la vio como su propio mundo, que fue evolucionando. Aunque estaba oculto, su maestro lanzó la idea sin más a los otros dioses que parecieron aceptar sin más. Lo único es que ninguno de los maestros sabía que esto estaba sucediendo, todos únicamente aceptaron pensando que este maestro lo había informado.

― Cada siervo creó su propio mundo, a cada cuál más espectacular y mejor planteado que el anterior y fueron evolucionando con el tiempo hasta ser prósperos. Quizás demasiado, por eso. La chica de cabello rosa y el siervo que hizo el primer mundo entablaron amistad y, por primera vez desde que fue creada, sintió algo que no era únicamente un vacío. Notó cosas en su estómago cuando estaba con él y ponía muecas extrañas cuando hablaban, era otro tipo de magia, mucho más poderosa y a la vez, más bonita que la que jamás podíamos haber soñado.

― Aquella noche, la chica del cabello rosa y el siervo bailaron bajo la luna eterna del mundo donde vivían, creando algo mágico que aún sigue sin poder borrar de su pecho. Los ojos revoloteaban y, sin saber cómo, ambos juntaron sus labios. Creo que, a esto, aquí se le llama amor.

― Lamentablemente, no todo dura eternamente. Alguien delató al joven siervo a los demás maestros que, furiosos, buscaron venganza por haber usado los poderes primigenios de los maestros para crear algo tan monstruoso como otro mundo. Las órdenes fueron destruir los mundos creados y, para el maestro, matar a su siervo.

― Muchos de los siervos negaron y el propio maestro hizo algo que fue rechazar esa orden. Por primera vez, los maestros estaban en caos, como los segundos creadores de vida que eran, el pelearse entre sí era algo inédito. Culparon al mundo del joven chico de haber contagiado con un extraño virus a los siervos y a su maestro. A ese extraño virus a aquí se le llaman sentimientos... ¿Alegría, tristeza, ira, amor...? Todo eso no existía hasta que el joven siervo los transmitió desde su cálido mundo.

― Los maestros ordenaron el asesinato del maestro del siervo también pensando que el virus le había cambiado sin solución así que ambos huyeron hacia unas estepas de un blanco tan perfecto que podía llegar a doler con solo mirarlo.

― El resultado fue q- *cogh*

La nariz de Gaemi ahora empezaba a sangrar con bastante frecuencia. Yun, alarmado se acercó con un "Ya basta, no necesitas continuar" mientras intentaba ayudarla.

― El resultado fue que el maestro se sacrificó por su siervo y, al hacerlo, su alma muerta protegió con su propio poder el mundo que su siervo había creado con un hechizo tan fuerte que jamás ningún maestro o siervo fue capaz de dañarlo. Su siervo, iracundo, juró venganza contra los maestros y odió a aquella persona que una vez amó. La chica de pelo rosa, desolada, lloró durante semanas esperando que los maestros tuvieran compasión pero simplemente el siervo desapareció para jamás volver... Desde ahí la-

Gaemi paró de hablar mientras se arrodillaba sin fuerzas, una luz muy tenue de color azul parecía brillar en su cabeza mientras la sangre de la nariz ahora goteaba al suelo y tosía con fuerza.

― ¡Idiota, deja de hablar! ¡No necesito que me digas más! Lo descubriré con el tiempo, ¡perdón por eso, ahora detente, te lo suplico-!

A pesar de que gotas de sangre caían, un líquido translúcido también caía de los ojos de Gaemi y con un "Lo arruiné todo", su corazón quedó en guerra.

COMENTARIO DEL AUTOR
 [IRIZU-SAN]

[Sin comentario]

COMENTARIO DEL EDITOR

[PHOENIX]

[Sin comentario]

(・ω・)ノ

¡Mis más sinceras gracias-!

Te-hee~☆ ♡ ♡

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