Vol 1. • Act XLV -45- •「Overgrowth Level」

ACTO XLV: BAILE DE LA ROSA NEGRA
<Acto número 45, volumen número 1>

A su alrededor sólo habían cadáveres y cuerpos muertos, el poco aire que se colaba del portón ahora tenía un olor metálico cargado en el ambiente y el silencio repentino se podía notar con un pitido fulminante solo detenido por los chirridos eventuales de las arañas que seguían rechazando al intruso.

― "Mi hechizo de ilusión no me permite crear ilusiones que no toquen el suelo, eso rompe mi intento de 'volar' usando la「Puñalada trapera」como base principal."

Las bolas que contenían otras bestias y en alguno de esos capullos también al grupo que Yun buscaba colgaban sin descanso haciendo caso a la ley de la gravedad. Lo único que tenía a mano eran sus dos dagas, el espadón que recogieron hace unos instantes y un arco que no contenía flechas y yacía tirado a pocos metros de él.

― "¿Podría...?"

Dejó a Emi en el suelo y usando sus dagas como un boomerang empezó a lanzarlas con toda su fuerza. Debido a su forma aplatanada parecida a la de una garra, planeaba mínimamente como para intentar romper el hilo principal que mantenía el capullo unido a la telaraña superior. Claro está, su forma no era la mejor y tanto「Escarlata」como「Argenta」fallaban en su mayoría de golpes dando de vez en cuando a alguna cría de araña.

Lo siguió intentando hasta que consiguió romper los hilos que mantenían la unión del capullo con la telaraña. Extrañamente éstos colgaban de un solo hilo en la telaraña situado en la parte superior, su forma ovalada característica no permitía ver qué había en su interior así que tuvo que intentar ser cuidadoso con sus objetivos.

Su plan era derribar el mayor número posible de capullos y juntarlos para crear una "cama natural" de ovillos de telaraña, así el impacto se reduciría y en caso de ser el objetivo que Yun buscaba no se haría daños mayores. Claro está, si el primer capullo que seleccionaba resultaba ser el correcto había riesgo de que su interior se dañara considerablemente.

― "Nunca he sido bueno en los juegos de puntería..."

Un intento tras otro solo conseguía fallos y alguna araña muerta. Realmente su puntería dejaba que desear. Insistencia tras insistecia consiguió tirar ciertos capullos que contenían cadáveres y algunos incluso huevos de algún tipo. Cuando reunió unos pocos, los juntó arrastrándolos y tiraba el que él pensaba por tamaño que sería.

Al no serlo, desplazaba de nuevo todos los conjuntos de hilo y lo intentaba de nuevo. Le costó más de siete intentos dar con el correcto ya que al descender pudo oírse un sonido procedente del interior.

― Ha.... ¿hay alguien dentro?

Yun abrió el capullo usando las manos ya que sería peligroso usar las dagas y al desenvolver el hilo pudo ver la cara de una chica joven.

― Tú no eres a quien busco... ¿Hola?

La chica estaba en un estado de inconsciencia, casi en un estado de sueño extraño. Tras analizarla descubrió que formaba parte del hombre al que estaba buscando.

Yun meció de una forma poco sutil a la chica de un lado a otro por los hombros como si estuviera quitando tierra a un saco de patatas, unos segundos después los ojos de la joven se abrieron levemente.

― ¡Oe! ¡Despierta!

― A.....

― ¿A?

― A....yúdanos.

― ¿Sabes dónde está el hijo de la condesa?

Sin dar mayor explicación, la chica volvió a dormirse como si aquello fuera el colchón más eficaz de toda la mazmorra. Yun supuso que los demás estarían en los pocos conjuntos sobrantes que colgaban del techo. Cuando se disponía a seguir haciendo lanzamientos con sus armas, el cadáver de la reina arácnida empezó a soltar ruidos grotescos provenientes de su abdomen.

― ¿Q-?

De golpe, explotó lanzando líquidos por su alrededor y empapando también a Yun que estaba a escasos metros. De su abdomen salieron dos arañas que eran más grandes que las crías pero de un tamaño inferior a la reina, cuando las analizó pudo ver que aquellas arañas eran Aracnaes venenosas soldado.

Estas a diferencia de las crías podían dar órdenes a otras arañas de inferior categoría y organizarlas mediante el sonido para formar emboscadas ya que eran, principalmente, el foco de reproducción de la araña reina.

― ¡¿Por qué?!

Yun se preparó para lanzar lo que serían los mismos ataques que hizo con la reina, pero esta vez no surtiría efecto. La parte abdominal de la araña soldado estaba reforzada con un tipo de hueso blanquecino tan duro como el metal, sus patas terminaban en pico de una forma tan afilada que les permitía caminar por las paredes y techo sin caerse y los pequeños pelos que tenían por todo su cuerpo podían ser lanzados como un puercoespín para envenenar a todos los objetivos en un radio bastante amplio.

Uno contra dos además de que tenía que mantenerse cerca de Emi y la chica que había rescatado para evitar que las bestias cambiaran de objetivo y usaran eso a su favor. La inteligencia de las bestias de alto nivel se incrementa de una forma exponencial.

Las dos arañas saltaron al unísono a la dirección de Yun el cuál rodó por el suelo con una pequeña acrobacia para pasar entre las dos arañas que literalmente habían volado hasta su anterior ubicación dejándole en la zona opuesta a donde estaban las chicas.

― "¡Maldita sea!"

Las dos arañas empezaron a chillar y las crías del techo empezaron a descender de una forma rápida y ordenada y rodearon a las dos chicas a la vez que también lo hacían con Yun. Éste liquidaba tan rápido como podía a las pequeñas arañas que no parecían detenerse y seguir intentando envenenar al joven aprendiz de Rey Demonio.

Poco a poco su mirada se dirigía a la posición donde las dos arañas soldado seguían chillando como locas hacia todas las direcciones. Las crías de araña pronto se colocaron encima de Emi y la chica.

― ¡Parad!

Poco a poco, el cuerpo de la joven iba envolviéndose en hilo.

― ¡He dicho que paréis!

Yun movía las manos torpemente con las dagas que le propiciaron algunas muertes a sus adversarios, pero la cantidad era tan absurda que era imposible encargarse de todas.

― ¡¡Parad!!

Y como si el grito fuera capaz de llamar la atención de los arácnidos, gritó con todas sus fuerzas mientras se liberaba del abrazo de estas criaturas que poco a poco ganaban terreno a su alrededor.

― "¡¿Qué puedo hacer...?!"

En su mente, se formaron palabras.

Palabras que formaron una oración.

Oración que formó un hechizo.

― Utilizar hechizo: Baile de la rosa negra

Un hechizo que no tenía en su carta de estado. Un terrible hechizo.

「(TC) Baile de la rosa negra」
"Cuando tienes todas las de perder, apuesta el doble."
En un rango de diez metros a tu alrededor todo se vuelve un escenario de baile sangriento. Eres capaz de saltar entre objetivos y asestar golpes mortales a coste de tu propio maná. Cada salto reducirá tus puntos de maná en un porcentaje del daño que realices.

― "Cuando tienes todas las de perder..."

Y con esto, el hechizo empezó. Alrededor de Yun, un círculo de color rojo se extendía y su figura se tornó borrosa. A razón de diez saltos por segundo, los cadáveres iban acumulándose en la ubicación donde el joven estaba hace unos instantes.

Las dos arañas soldado dejaron de emitir sonidos buscando con la mirada al joven que no se detenía en una ubicación concreta. En su punto de vista, sólo podía ver imágenes borrosas y un terrible dolor de cabeza procedente de la carencia de maná que empezaba a afectarle.

Diez menos. Otros diez.

Diez fuera.

Su prioridad era evitar fijar a esta chica y a Emi como objetivos ya que para él era casi imposible predecir su siguiente salto. Cuando solo quedaron las dos arañas soldado, Yun pudo detenerse casi tambaleándose por varios efectos negativos que le habían arremetido a la vez.

「Efecto negativo añadido: Escasez de maná (extremo)」

Las dos arañas soldado, lejos de lanzarse al ataque chillaron por última vez y huyeron en dirección opuesta a Yun. Aunque fueran bestias, nadie conocía el significado de la retirada a tiempo hasta que tu vida pendía de ello.

― D-debo s-eguir...

Caminaba tambaleándose, el poner un pie delante del otro le costaba casi como el respirar y todo le daba vueltas. Sin darse cuenta, estaba arrodillado con las palmas en el suelo rogando por aire.

― No aquí... N-no ahora...

Un esfuerzo titánico por levantarse fue para nada, ya que sus piernas bajo él dejaron de responder y su visión se nubló al instante. Cayó bajo su propio peso no sin antes oír unas pisadas pequeñas y rápidas.

― ¡Vaya vaya vaya vaya! Mira señor Dubbin, está vivo. ¿Cómo dices? ¡Sisisi! Ohhhh mira, ¡hay más! Pero... ¿por qué cuelgan...?

Yun trataba de hablar con un hilo de voz que no salía. El efecto de estado era lo suficientemente grave como para impedir que sus sentidos funcionaran correctamente.

― ¿Bajarlos? Hmm... No lo sé señor Dubbin, podrían enfadarse las señoras Arañas... ¡Pero será divertido!

Y entre risas procedentes de una voz infantil, Yun desvaneció su mundo una vez más.

¡Oyaho~!

Me encuentro realmente mal estos días, he cogido frío o algo no lo sé. ¿Refriado? ¿Gripe? Quién sabe, os dejo por aquí el capítulo. No dejaré de publicarlos a diario por mi pequeño problema de salud, pero podría tardar un poco en enviarlos.

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¡Nos vemos en Myriad!

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